Argelia

Mike Waltz en la ONU – Una reconfiguración estratégica desfavorable para Argelia

El nombramiento del congresista republicano Mike Waltz como embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en 2025 ocurre en un contexto geopolítico tenso para Argelia. Antiguo coronel condecorado de las fuerzas especiales y figura emergente del Partido Republicano, Waltz encarna un enfoque de seguridad duro, con una clara alineación con la política marroquí respecto al Sáhara Occidental. Esta designación prolonga la línea inaugurada por Donald Trump en diciembre de 2020, cuando Estados Unidos reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara a cambio de la normalización de relaciones con Israel.

Mayor influencia estadounidense sobre la cuestión sahariana

El cargo de Waltz es especialmente estratégico, dado que Estados Unidos ostenta el papel de «pen-holder» en el expediente del Sáhara en el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto significa que redacta los proyectos de resolución e influye en el lenguaje diplomático relativo a la misión de la MINURSO. La presencia de un diplomático ideológicamente favorable a Rabat en ese puesto aumenta la probabilidad de una reformulación del mandato de la MINURSO para respaldar la autonomía propuesta por Marruecos, relegando el referéndum a un horizonte indefinido o incluso obsoleto.

Una estrategia de cerco contra Argel

Más allá del expediente sahariano, Waltz es percibido como un posible artífice de una estrategia de cerco diplomático contra Argelia. Estados Unidos podría aprovechar disputas bilaterales o regionales —como el caso del dron maliense derribado por el ejército argelino— para alentar a países como Malí o Níger a cuestionar el papel regional de Argel. Esta ofensiva también busca debilitar el apoyo de Argelia al Frente Polisario, movilizando herramientas como la designación FTO (Foreign Terrorist Organization), impulsada por miembros influyentes del Congreso.

¿Un debilitamiento del papel argelino en el Consejo de Seguridad?

Argelia, miembro no permanente del Consejo de Seguridad desde enero de 2024, podría encontrarse en una posición defensiva ante una diplomacia estadounidense más firme y estructurada. Como embajador, Waltz contaría con el aparato del Departamento de Estado, el respaldo de los neoconservadores en el Congreso y el apoyo de aliados regionales como los Emiratos Árabes Unidos e Israel, para marginar las posiciones argelinas sobre el Sáhara, Palestina y el Sahel.

Una prueba para la diplomacia argelina

Ante esta nueva coyuntura, la diplomacia argelina, tradicionalmente discreta y rígida, se ve obligada a reaccionar. Tiene varias opciones:

  • Iniciar un diálogo directo con Washington para calmar las tensiones,

  • Reforzar su labor de cabildeo entre los países no alineados y africanos,

  • Intentar una mediación a través de socios europeos aún sensibles al equilibrio regional.

No obstante, estos esfuerzos podrían no ser suficientes mientras la imagen de Argelia siga asociada a un régimen cerrado, represivo y económicamente estancado. Mike Waltz, hombre de convicciones y conocimiento, podría convertirse en uno de los adversarios diplomáticos más temibles que Argel haya enfrentado desde el final de la Guerra Fría.

El ascenso de Waltz en la ONU no se reduce al Sáhara. Se inscribe en un cambio estratégico más amplio, en el que Argelia podría perder su papel de potencia central en el Magreb si no se adapta rápidamente a esta nueva realidad diplomática.

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