Aislamiento diplomático de Argelia: De la chispa de la memoria colonial a la creciente brecha en las alianzas regionales e internacionales

Argelia se encuentra ahora atrapada en un círculo de aislamiento diplomático, marcado por fracasos sucesivos en varios frentes desde que estalló su crisis con Francia y sus relaciones con varios países del Sahel se deterioraron.
La chispa se encendió cuando el tema de la memoria colonial resurgió: comentarios de funcionarios franceses sobre el período de ocupación provocaron fuertes sensibilidades en Argel, que respondió con medidas severas, como la reducción de las cuotas de visados para ciudadanos franceses y la suspensión de varios canales de cooperación, lo que elevó la tensión entre Argel y París a niveles sin precedentes.
A medida que la disputa se profundizaba, el clima de tensión se extendió a varios países del Sahel, que culparon a Argelia por lo que consideraron un apoyo insuficiente en la lucha contra los grupos terroristas que amenazan la estabilidad de la región. En el vecindario magrebí, las relaciones con Túnez y Marruecos también se vieron afectadas; la postura de Argelia sobre la cuestión del Sahara Occidental profundizó aún más la brecha con sus vecinos.
A nivel internacional, Argelia ahora enfrenta dificultades para tejer alianzas sólidas, lo que la priva del respaldo que otrora le brindaban socios estratégicos como Washington y Bruselas, reduciendo su influencia en la escena global. Económicamente, la caída de los precios del petróleo y el gas, que son el pilar de la economía argelina, ha intensificado las presiones internas y externas.
En este contexto, es urgente reajustar tanto la política exterior como la interna para evitar un aislamiento aún mayor y recuperar la influencia regional e internacional mediante compromisos constructivos con socios y vecinos.