La muerte del Papa Francisco, la división de la cristiandad, pésame en Marruecos y alivio en Argel

La muerte del Papa Francisco está sumiendo el mundo cristiano en general y católico en particular, en una profunda división. El Papa argentino inició una serie de reformas y apuntó otras que han sacudido los cimientos del aparato eclesiástico.
Algunos cambios logró introducir, ampliando el papel religioso de las mujeres – si bien menos que en otras ramas del cristianismo donde las mujeres han alcanzado el papel de Obispos -; reduciendo las condenas a las transgresiones de los fieles en lo que se refiere a la moral religiosa, en particular a “los pecados y las desviaciones sexuales”; ampliando e incorporando la comunidad a los sectores marginados como los presos y los pobres; abriendo el diálogo sin condiciones a las otras creencias religiosas, el islamismo, el budismo y el judaísmo; y consiguiendo reunir a las otras iglesias cristianas, protestantismo, luteranismo, calvinismo y las varias ramas de las iglesias ortodoxas.
Sin embargo las prédicas y sermones llamando a la humildad, a la justicia social y a los derechos humanos en el sentido estricto, no consiguieron romper la losa de la burocracia vaticana y la resistencia de una curia enquistada durante siglos en su soberbia de casta discriminatoria.
El mundo católico, con sus más de mil doscientos millones de fieles, asemeja mas a una gigantesca organización que de lejos es la más grande del planeta en cuanto a riqueza inmobiliaria; cuantifica el mayor tesoro del mundo en oro, plata y piedras preciosas; y posee la mayor pinacoteca del orbe, en cuadros, esculturas y riquezas arqueológicas.
Francisco apuntó esta soberbia millonaria con su verbo acerado, pero no consiguió romperla, y ni siquiera herirla. Dejó la tarea sin terminar, aunque consiguió señalar muy bien los objetivos.
Sin embargo, todo lo que hizo o marcó, no es irreversible. En otros momentos de la Historia del catolicismo y del Vaticano, otros Papas también hicieron loables progresos, pero sus sucesores los frenaron e incluso redujeron a cenizas. Juan XXIII realizó un notable aggiornamento de la Iglesia, y promovió indirectamente la Teología de la Liberación en las iglesias europeas y latinoamericanas, pero sus sucesores, en particular Juan Pablo II y Benedicto XVI volvieron las aguas a su cauce milenario y conservador.
El próximo Papa, podrá seguir la vía de Francisco, pararla o volverla hacia atrás. Entre los cardenales papabiles se encuentran candidatos para todos los escenarios.
La poderosa curia romana hará lo posible para que sea elegido un papa italiano; los estadounidenses presionan, siendo el segundo país tras Italia en número de cardenales; los españoles reivindican el puesto que tuvieron hace seis siglos; y los franceses, hace casi siete siglos.
El mundo ha sufrido una pequeña sacudida con la muerte de Francisco. Hasta los países menos concernidos por la iglesia católico romana, han sentido sus efectos. En muchos países de Asia, África y Latinoamérica se le mitifica como “el papa de los pobres”.
Los países de mayoría o totalidad de creyentes musulmanes, no quedan al margen. Marruecos, que Francisco visitó hace seis años, está en duelo; Mohamed VI y Francisco pusieron en marcha una Hoja de ruta de diálogo interreligioso y de empeño en hacer de Jerusalén el santuario de las tres religiones monoteístas, cristianismo, judaísmo e islamismo.
Otros Estados árabes, como Siria, Líbano, Iraq o Argelia, se han visto aliviados por la presión que sufrían del papado de Francisco para hacer respetar los derechos de las minorías católicas y cristianas en general.
En el caso particular de Argelia, la casta militar que mantiene el poder nunca digirió el que Francisco canonizase a los monjes mártires de Tibhirine, asesinados en circunstancias sospechosas por un comando terrorista del que los servicios secretos franceses afirman tener pruebas concluyentes de la implicación en el mismo de agentes de los servicios argelinos.
El Vaticano no solo nunca aceptó la versión oficial de Argel sobre su asesinato – acusando a un comando islamista armado – , sino que reivindicó su labor humana, impartiendo enseñanza y cuidados sanitarios entre la población local y atendiendo a los guerrilleros islámicos heridos que acudían a su dispensario. Tan es así que pese a los obstinados intentos del régimen de Argel para que el papa Francisco visitase Argelia, como en 2019 hizo en Marruecos, el Vaticano nunca puso en movimiento el plan. Atrás quedó también el intento del Vaticano, a través de la Comunidad de Sant’Egidio, de reunir en 1995 las partes implicadas en la guerra civil de Argelia para alcanzar un Plan de Paz, susceptible de ser aceptado por el régimen militar.
Pedro Canales.